En esta ocasión recordamos a Fraçoise Truffaut. La realidad se impone. Todos soñamos con conocer el mar, la brisa fresca, el olor de las algas y la cercanía de las olas, tumbarnos al lado del faro, bajar a mojarnos los pies. Sensaciones.
No solo se arregla el fiasco cambiando al capitán, también al sobrecargo, al timonel, a la jefa de máquinas y a un conjunto de marineros que han ayudando a embarrancar el American Star, abandonado a la deriva en mitad de la tormenta.
Un cambio profundo, sistemático, área por área, unidad por unidad, dirección por dirección. Los jefes se adhieren a las paredes como las diatomeas al gresite.
Son tantos los vicios y tan pocas las virtudes que no solo se requiere un lavado de cara, sino una operación quirúrgica sobre 189 cargos, no uno, todos.
Fuente: El Pais
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