Perduran los olores miasmáicos de los Corrales. Aún se percibe el olor a Florez y a incienso de la Abadía. Tantos años han dejado impregnados los muros de la Cartuja de Prado del Rey. Incluso algunos monjes y monjas del lejano Tibet deambulan por los pasillos. Hasta el día 1 de Septiembre no se producen los necesarios cambios. Veremos que pasa, pero la aficción profesional quiere mas cambios y sobre todo ceses instántaneos del brillante equipo de Corrales y CIA.
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