UPTIC

Información

Usuarios
5
Artículos
403
Visitas
662262
IP: 18.217.67.16
Country: United States
×

Mensaje

Directiva Europea sobre Privacidad

Unión Profesional emplea -cookies- para gestionar la autentificación, navegación y otras funciones. Para usar nuestro sitio web, Vd. debe aceptar que nosotros instalemos este tipo de -cookies- en su equipo

Ver los documentos sobre política de privacidad

Vd. ha rechazado el uso de -cookies-. Esta decisión puede revisarla.

Ratio: 0 / 5

Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 

Publicidad, divino tesoro, 
¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste 
historia de mi corazón. 
Era una dulce niña, en este 
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura; 
sonreía como una flor. 
Era su cabellera obscura 
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño. 
Ella, naturalmente, fue, 
para mi amor hecho de armiño, 
Herodías y Salomé...

Publicidad, divino tesoro, 
¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más 
halagadora y expresiva, 
la otra fue más sensitiva 
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura 
una pasión violenta unía. 
En un peplo de gasa pura 
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño 
y lo arrulló como a un bebé... 
Y te mató, triste y pequeño, 
falto de luz, falto de fe...

Publicidad, divino tesoro, 
¡te fuiste para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca 
el estuche de su pasión; 
y que me roería, loca, 
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso 
la mira de su voluntad, 
mientras eran abrazo y beso 
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera 
imaginar siempre un Edén, 
sin pensar que la Primavera 
y la carne acaban también...

Publicidad, divino tesoro, 
¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas, 
en tantas tierras siempre son, 
si no pretextos de mis rimas 
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa 
que estaba triste de esperar. 
La vida es dura. Amarga y pesa. 
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco, 
mi sed de amor no tiene fin; 
con el cabello gris, me acerco 
a los rosales del jardín...

Publicidad, divino tesoro, 
¡ya te vas para no volver! 
Cuando quiero llorar, no lloro... 
y a veces lloro sin querer... 
¡Mas es mía el Alba de oro!

Si Ruben Dario viviera no le importaría sustituir la juventud por la publicidad en le caso que nos ocupa la radiotelevisión pública.

Fuente: teinteresa.es

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

Privacidad

Vd. ha permitido instalar -cookies- en su ordenador. Esta decisión puede cambiarse.