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Nueve consejeros, tres directores de la Corporación y toda la plantilla. 250 millones que se han repartido, no perdido, y porque no, una burbuja inmobiliaria de unos 550 millones. Según el periódico El Mundo, el desaucio. Ahora bien, Televisión Española no pierde, pierden todos los españoles. Analicemos el campo de juego, tan de moda.

Se ha sufrido una gestión errática de la televisión pública por parte de gobiernos anteriores y presentes. Se ha vivido sin mister durante un año, Oliart se fue y no volvió. Algunos aficionados han tirado bengalas sobre el campo de juego por lo que se ha parado el partido. En los laterales del campo no hay publicidad y solo se permite que algunas camisetas incorporen algún logotipo.

El resultado es que hay que meter un gol en el tiempo de descuento. Hay que hablar con el árbitro y los lineres y sobre todo con la FIFA para ver si se cambian las reglas del juego.

En las gradas 1200 hinchas seguidores de RNE esperan pacientemente a poder gritar "Gol", en otra parte 3800 de TVE esperan a gritar "penalty", la Orquesta y Coros no se atreven a gritar "Aleluya" y algunos analistas del IORTV están espectantes. Los ayudantes de campo, más de 500, esperan pacientemente para ver si pueden pasar a las gradas y participar del encuentro.

No hemos hablado del equipo contrario, las privadas, de la liguilla con otras televisiones autonómicas y de la "Champions" europea donde todos los países de nuestro entorno, tienen equipos bien formados, con camisetas limpias y relucientes, botas recién estrenadas y bien alimentadas sus barrigas.

La televsión pública después de años de abulimia de audiencia se ha quedado anoréxica y se pide una bebida energizante para salir a correr tras el balón.

Para que un partido se juegue hacen falta tres cosas, equipo, simpatizantes y sobre todo seguidores que griten "GOL".

Fuente: El Economista
Fuente: El Economista
Fuente: dialogolibre.com
Fuente: ahoramundotv.es
Fuente: Periodista Digital

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