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La Caída de la casa Usher, un magnífico cuento de terror, servirá de ejemplo, sobre el hundimiento de la audiencia en la television pública española, siendo, además su título, la excusa perfecta para analizar la situación. A partir del gráfico de la caída de la audiencia en televisión donde se visualiza su evolución año tras año realizamos un breve apunte sobre un futuro deseable para la televisión pública en España basado en el empleo, la cuota de telespectadores, la regionalización de su oferta y el presupuesto.

Para interpretar el gráfico debemos obviar que la caída de la audiencia es generalizada para todos los canales, los telespectadores cambian sus preferencias por los canales temáticos, no representados en este gráfico.

Fuente: Elaboración propia

 Nota: Los responsables de Televisión Española figuran al pie de la figura.

Aquí se representan los índices negativos que se producen al comparar un año sobre el anterior. Es conveniente observar que en la mayoría de las televisiones sus índices de fluctuación están por debajo de cero.  Las únicas cadenas que repuntan al final del periodo, por encima de 0, son Antena 3 y La Sexta, ambas del Grupo Planeta. Tele 5 y Cuatro, ambas del Grupo Mediaset, dejan de caer tras varios años. En todo caso ambos grupos se nutren en definitiva de la caída de las televisiones públicas.

Se puede observar que las televisiones públicas pierden una importante cuota pese a tener un presupuesto, que en su conjunto resulta holgado, el motivo hay que buscarlo en la segregación de los canales públicos que no permite competir con una oferta homogénea respecto del duopolio privado. Antena 3 con La Sexta y Telecinco con Cuatro, dejan el panorama de la televisión generalista con tres grandes competidores.

 

Fuente: Barlovento, Kantar Media, Auditorias RTVE

Las cadenas privadas han controlado su caída, sin embargo, las televisiones públicas lastradas por una ley ineficaz que las amparaba, la obsoleta y derogada Ley del Tercer Canal y la Ley General de la Comunicación Audiovisual de 2010 que se retocó posteriormente en Junio de 2013 permiten vislumbrar un futuo desolador.

Por el camino han quedado unos cuantas "emisoras muertas". La Televisión Valenciana cerró, la andaluza Canal Sur se encuentra desahuciada, la Madrileña ha sido "jibarizada", la murciana se encuentra en una peculiar situación, etcétera.

Las autonómicas con lengua propia resisten gracias a las "dádivas" de sus gobiernos locales. Resulta incompresible que TV3 reciba una subvención de 225 millones del Gobierno "Secesionista", que la andaluza obtenga casi 170 millones de un gobierno inmerso en la corrupción de los ERE y la mas silenciosa de las provincias vascas otros 105 millones, con un Gobierno del PNV en conexión don Bildu. Al otro lado de la balanza se encuentra la televisión estatal que obtiene 290 millones en subvenciones. El desglose de los presupuestos resulta elocuente:

  • Estatal 295
  • Cataluña 225
  • Andalucía 168
  • País Vasco 105
  • Galicia 94
  • Madrid 71
  • Valencia 68
  • Aragón 42
  • Castilla-La Mancha 39
  • Canarias 33,3
  • Baleares 30
  • Extremadura 24,8
  • Asturias 20
  • Murcia 7,5

Fuente: Vozpópuli

Otras fuentes de financiación aportan al menos 800 millones adicionales, bien por las cuotas a las "telecos" por parte de TVE, bien por publcidad del resto de públicas y algo mas, casi despreciables, por los ingresos que se obtienen en la comercialización de programas y merchandising.

En su conjunto las televisiones públicas reciben cerca de 2.000 millones de euros una cantidad suficiente para ser líderes en audiencia y presentar una oferta competitiva y de calidad, paradójicamente esto no es así.

Fuente: Libre Mercado

La distribución actual de los presupuestos por comunidades ni siquiera guarda correspondencia con la poblacion a la que intenta representar cada televisión, Canarias debería tener mas presupuesto, Cataluña menos, Andalucía mas. No existe proporcionalidad, porque no existen objetivos, excepto aquellos que se proponen los políticos de turno que son los que gobiernan las empresas y nombran y deciden sobre sus dirigentes.

Las televisiones públicas necesitan una solución para obtener la audiencia que les pertenece. Es menester para estos casos recuperar la imagen de la televisión pública inglesa paradigma de la calidad en sus contenidos pero Gran Bretaña no es comparable con España y a nuestro juicio y para este artículo en concreto se ha preferido ver que pasa en Alemania, perdonen la escusa, España, es la "Alemania del Sur".

En Alemania la televisión pública se encuentra organizada de acuerdo con el siguiente gráfico:

 Fuente: UTECA

Existen 23 cadenas alemanas frente a 28 españolas para una población que casi nos duplica. Hay una fuerte presencia de las regiones a través de la ARD que agrupa todos los canales regionales y forman parte del conjunto, existiendo una contribución coordinada al canal nacional y disponiendo al mismo tiempo de contenidos regionales, en este caso federales, en nuestro caso, bien podrían ser autonómicos.

La Televisión pública alemana, por tanto, ha unido sus esfuerzos públicos en disponer de una oferta de calidad y competitiva, de ahí que las audiencias permanezcan estables.

Además sus contenidos suponen en su conjunto una fuerte presencia en los hogares alemanes, un 43% frente a unpotencial 21,3% que obtendrían en el caso de que en España, todas las televisiones públicas sumaran sus esfuerzos. 

En el caso alemán su fuerte implantación permite administrar lso recursos de forma eficiente al tiempo que se evita la fuerte discrecionalidad que se da en el caso de España, al estar supeditada la televisión pública al poder político. La independencia de la televisión alemana supone además captar fuentes alternativas para sus ingresos, siendo estos por una parte comerciales, por otra parte publicitarios y por último mediante el pago de un canon.

 

Puede el lector opinar que los periodos reseñados para la televisión española y alemana son dispares y la situación económica diferente y la población muy superior en Alemania, pero no se trata de comparar, obviamente, dos paises diferentes, sino mas bien se trata de hablar de la potencial situación de organizar la televisión pública desde otra perspectiva que permita la regionalización de los contenidos al mismo tiempo que se habilitara su trascendencia nacional e internacional. Piense el lector en una cadena como Canal Sur que tuviera acceso al Canal Internacional de Televisión Española o que la televisión catalana hiciera lo mismo y se viera abocada a producir contenidos en castellano para el mundo.

Alemania tiene 82 millones de habitantes y España 47 por lo que siguiendo los mismos ratios de presupuesto y población en España tenemos una televisión pública barata y sin embargo dicha economía no se percibe por la población porque el precio tiene que ir parejo a la calidad y esta, para nuestro caso, no se cumple o al menos la audiencia no lo percibe así.

El ministro Montoro piensa que audiencia y calidad no van de la mano, puede que tenga algo de razón pero las personas suelen tener muy claro en que consisten los productos de calidad y además saben apreciarlos. Montoro opina pero no sabe, al menos de televisión.

En cualquier caso si fuera extrapolable la situación de Alemania sobre España tendríamos un presupuesto para las televisiones públicas de algo mas de 3.400 millones pero deberíamos reducir empleo desde los 15.000 empleados actuales hasta los 11.500 para el conjunto, teniendo en cuenta que la televisión pública alemana dispone de 20.000 empleados. Algo no encaja en las cifras actuales.

Fuente: Libre Mercado. Datos de 2010

En el tema del número de empleados es habitual comparar la televisión pública con la televisión privada. Resulta obvio pensar que las televisiones públicas tienden a la concentración y producción propia interna frente a la externalización de las privadas, siendo este hecho el responsable para que sus plantillas parezcan menos "hinchadas".

En todo caso, la percepción mayoritaria del ciudadano consiste en apreciar un sobrecoste en las televisiones públicas y es habitual encontrarse con la opinión que identifica corrupción, privilegios, endogamia, nepotismo, en definitiva gestión ineficaz y poco transparente en la televisión pública frente a las televisiones privadas que no cuestan nada al contribuyente.

Es recurrente la aparición de noticias que ponen en entredicho la gestión de los recursos públicos, recientemente el Informe del Tribunal de Cuentas indicaba cientos de apuntes sobre prácticas no sujetas al principio de eficiencia y hacienda pública. Es habitual encontrar salarios escandalosos de artistas que pese a ser menores que los que se pagan en las televisiones privadas, son mayoría las personas que opinan que las privadas pueden pagar lo que quieran pero las públicas no. Una semana si y otra también surgen titulares de prensa con pagos a empresas productoras que bordean el absurdo o que se contratan recursos que bien podrían obtenerse dentro de las propias compañías públicas.

El camino de lo público es un pedregal en el que se puede tropezar de forma continua y defender la situación actual no deja de ser un acto suicida. La televisión publica en España representa una disgregación de recursos, una duplicidad de funciones y de contenidos, un marasmo económico que permite comprar los mismos contenidos tantas veces como territorios existen, pagando por lo mismo cantidades, que en su conjunto podrían abaratarse. La atomización de la producción, una gestión ineficiente basada en el poder local, una falta de independencia y de objetivos a medio y largo plazo son sinónimo de malversación de recursos públicos, entendiendo que el Estado es responsable de no legislar con el fin de orientar el mercado televisivo hacia una mayor eficiencia.

Además de lo antedicho si observamos la parrilla de programación encontramos que los contenidos adolecen de una mínima calidad en los productos que son considerados como propios. ¿Dónde está lo que realmente le interesa a la población?, ¿Es que todo el mundo adora el fúbtol, el chascarrillo y el corazón?, ¿Es la actualidad el suceso?, ¿Es la tecnología el gadget? ¿Y la noticia el tiempo?.

Se observa una continua ausencia de contenidos económicos, de orientación para el consumo, didácticos, por no hablar de aquellos contenidos educativos que solo pasan por la pura tertulia sobre cine o libros o la muestra de teatro y artes escénicas, ni siquiera se habla de música para que los niños la aprendan y la aprecien como hace años ocurrió con el fenómeno del programa "El Conciertazo". La televisión pública esta ausente, no vislumbra las necesidades humanas, se dedica a rellenar el vacio de la existencia desde un lugar común, el de las apariencias. La televisión pública es una farsa porque ni siquiera tiene la imaginación de soprender, de narrar, de ser única, de ser crítica y veraz.

Los contenidos no convencen, los jóvenes abandonan los canales de las televisiones públicas por "casposos", muchos programas son aburridos "talk shows" con cientos de tertulianos que llenan horas eternas del día y de la noche, sin guión, sin dirección y cuyos conductores se presentan con frases sacadas de un libro de chistes.

La audiencia, los ciudadanos son los que desean un cambio en las actitudes, una transformación de las organizaciones y de la economía para que al fin se nos represente como lo que somos ciudadanos y no ya telespectadores, como personas y no ya como gente, como humanos y no ya como masa. Desde Unión de Profesionales no podemos defender aquello en lo que no creemos, nos pesa tanto lo público y el uso responsable de los medios humanos y técnicos que solo podemos defender la bravura de un Estado que sacara por fin los pies del tiesto, que apostara sin tapujos por una televisión pública que nos represente a los españoles en España y a España en el mundo, un gobierno que tuviera un discurso común de calidad, que protegiera nuestra cultura y la unidad territorial y de mercado, donde las disparidades territoriales, históricas y culturales fueran la voz de la igualdad de oportunidades para proyectar una imagen de hombres y mujeres nuevos salidos de la crisis para liderar la ciencia y el conocimiento. Una televisión pública con directivos que crean en el proyecto de lo público como bastión y mascarón de proa, con líderes que informen y formen que es donde reside el entretenimiento, la pasión y la justicia. España es la luz, así lo vieron sus pintores.

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