Creíamos que se iba a morir en el Concgreso, pegado al escaño 21 años y desde hace 32 años a la política sibilina, por fin, Fouché, Duque de Otranto, mas conocido por Rubalcaba se va. ya era hora. Cuando un político se va se puede, por fín, hablar mal de él. Químico de estudios no logró entrar en la química política de los españoles y ahora se vuelve a su puesto de profesor, obviamente que no será para dar clases de química, porque después de tantos años la ciencia ha cambiado, entre otras verbigracias por una Ley de la Ciencia que redactó el solito, al igual que señaló el camino para la endogamia universitaria y destruyó la educación con sus Leyes de Reforma Universitaria y la LOGSE.
No solo ha sido un político mediocre, también ha sido un policía fantástico que utilizó todos los mecanismos del Ministerio del Interior para ir minando políticamente al adversario.
Rubalcaba es un superviviente, como tantos otros, como Rajoy. Algunos ya se cayeron de la patera del Congreso y se hundieron en el olvido, otros llegaron a la costa y ambos el jefe de la oposición al Gobierno y el Jefe de la Oposición a todos los españoles, mal llamado jefe de gobierno, (empleanos mayúsculas y minúsculas de forma interesada).
Con una oratoria sobresaliente, dado que en su grupo la oradora Soraya es sencillamente nula pone el hito de partida, Rubalcaba se ha caracterizado por no llegar nunca a meta y llevar siempre la bolsa del avituallamiento a un ministro primero y luego como ministro y vicepresidente. Nunca un segundo llegó tan alto, esto es, a ser segundo sempiternamente.
Por fin se va. Oremos por el PSOE, ya no tendrá segundos para sobrevivir.
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